La vida se desarrolló y evolucionó en un planeta, la Tierra, dinámico, en perpetuo movimiento. La traslación determina los cambios estacionales y la rotación ocasiona la alternancia del día y la noche, con un periodo de 24 horas. Los seres vivos nos adaptamos a estas condiciones geofísicas y desarrollamos periodos de descanso y actividad, o en las formas mas evolucionadas estados de sueño y vigilia.
En los animales, los periodos descanso/actividad tienen una función adaptativa, procurando la reserva de energía en la noche y descargándola plenamente durante el día cuando la conducta defensiva y depredadora es máxima.
La sincronización de los ritmos sueño/vigilia con el ciclo noche/día de 24 horas depende de un marcapasos biológico situado en el hipotálamo y que se entrena fundamentalmente por la luz, la actividad física y las costumbres sociales (horarios laborales, de comidas, etc.),
Durante la noche se generan dos tipos fundamentales de sueño: el sueño REM caracterizado por una atonía muscular y movimientos oculares rápidos (Rapid Eye Movements) y el sueño NO-REM (caracterizado por 4 estadios I, II, III y IV de sueño de “profundidad” creciente). Ambos tipos de sueño alternan varias veces a lo largo de una noche. El sueño también se regula de forma homeostática, es decir dependiendo del tiempo de vigilia y sueño previos. Si la noche anterior se ha dormido poco, la noche siguiente se tiende a dormir en exceso para compensar el déficit. El cerebro crea todas las circunstancias que caracterizan el sueño y la vigilia y su oscilación.
Durante la noche se generan dos tipos fundamentales de sueño: el sueño REM caracterizado por una atonía muscular y movimientos oculares rápidos (Rapid Eye Movements) y el sueño NO-REM (caracterizado por 4 estadios I, II, III y IV de sueño de “profundidad” creciente). Ambos tipos de sueño alternan varias veces a lo largo de una noche. El sueño también se regula de forma homeostática, es decir dependiendo del tiempo de vigilia y sueño previos. Si la noche anterior se ha dormido poco, la noche siguiente se tiende a dormir en exceso para compensar el déficit. El cerebro crea todas las circunstancias que caracterizan el sueño y la vigilia y su oscilación.
Durante el sueño se inhibe la vigilancia, desaparece el tono muscular y se genera una percepción interna o ensueño. El ensueño está formado básicamente por imágenes y amplios desplazamientos físicos en el espacio, con escenas incongruentes, discontinuas (pero potencialmente repetitivas) entre un sueño y el siguiente, con un gran componente emocional, y con la alucinación de estar despierto.
LA FUNCIÓN DEL SUEÑO
LA FUNCIÓN DEL SUEÑO
Aunque sabemos que el sueño es fundamental para la vida, desconocemos en gran parte sus funciones. El sueño parece tener una función restauradora. La fuente energética principal del cerebro es la glucosa que extrae de la circulación. Este proceso restaurador deja al cerebro con la capacidad de atender las demandas de la siguiente vigilia.
El sueño y los ensueños también procuran la consolidación en nuestra memoria de hechos de importancia o de gran calado emocional.
Por último, el sueño pudiera ser primordial en la preservación de la totalidad de la capacidad funcional cerebral, manteniendo competentes diversos sistemas neuronales poco ejercitados en vigilia pero activados y representados simbólicamente en los ensueños.
Las alteraciones del sueño se manifiestan en general como insomnio, hipersomnia, alteraciones conductuales nocturnas y desincronización de los ciclos sueño-vigilia con los periodos día y noche planetarios. El diagnóstico de la mayoría de los trastornos del sueño suele ser sencillo y el tratamiento preventivo es en general eficaz.
- Hacer ejercicio: cuando uno está cansado por el ejercicio se duerme más rápido, consigue un mayor porcentaje de sueño profundo y se despierta con menos frecuencia durante la noche.
- La cama es sólo para dormir y para tener relaciones sexuales: el resto de actividades como tumbarse en la misma para ver la televisión, leer las redes sociales, revisar el correo o jugar en el móvil, tableta o portátil no nos aporta ningún factor positivo si queremos dormir mejor al final del día.
- Horarios y rutina: hay que irse dormir a la misma hora cada día y despertarse también a la misma hora, en la medida de lo posible.
- Una buena zona de descanso: lo ideal es que esté oscuro, relativamente fresco y todo lo tranquilo que sea posible. La habitación deberá estar ordenada y con pocos objetos alrededor para facilitar ese ambiente de tranquilidad que requiere un sueño reparador.
- Menos bebidas con cafeína: la cafeína nos provocará más dificultad para dormir por la noche y también aumentan la necesidad de despertarse para orinar durante la noche.
- Siestas sí, pero cortas: dormir la siesta es beneficioso para continuar con energía el resto del día, pero no si son extensas. Un máximo de 20 minutos nos sentará fenomenal.
- Si no consigues dormirte, levántate: quedarse en la cama tras 20 minutos de haberse ido a dormir es un indicador de que no estamos relajados y por tanto, nos va a costar quedarnos dormidos. Levántate, y luego vuelve a la cama. Un rato de lectura es perfecto.
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