miércoles, 25 de mayo de 2016

Historia del deporte: las Olimpiadas.


Los Juegos Olímpicos nacieron en Olimpia con un carácter sagrado; se trataba de festivales dedicados al dios Zeus dentro de un recinto religioso. En ellos surge una incipiente conciencia nacional de tipo panhelénico que se conserva a través de los siglos. En estos festivales se unían a la religión las pruebas deportivas, la música y certámenes literarios para honrar a los dioses de la antigüedad.


Los primeros Juegos Olímpicos de que se tiene constancia tuvieron lugar en el 776 a.C. y desde entonces se fueron sucediendo cada cuatro años hasta el 393 d. C., fecha en la que el emperador romano Teodosio decidió suprimirlos por su carácter pagano. La suma total es de 293 Olimpíadas, es decir, numerosas ocasiones en las que los griegos acordaron renunciar a la guerra para encontrarse con el objetivo de rendir culto a los Dioses del Olimpo, midiendo sus fuerzas de manera pacífica y reglamentada. En Grecia no eran los únicos certámenes, pero tan importantes fueron éstos que se convirtieron en el punto de partida del calendario heleno.

Siempre se celebraban durante la segunda o tercera luna llena después del solsticio de verano. Meses antes de su comienzo los heraldos recorrían las ciudades anunciando la fecha de su comienzo, seleccionando cada ciudad sus representantes. Un mes antes comenzaba la tregua sagrada durante la cual se paralizaban todos los conflictos bélicos; teniendo en cuenta que si se violaba esta paz, no se podía volver a participar.

Quienes acudían a Olimpia durante aquellos días eran espectadores y protagonistas del mayor espectáculo de la Antigua Grecia. Uno de los momentos más importante de los Juegos se producía al comienzo del festival con lahecatombe o sacrificio de cien bueyes en honor a Zeus justo delante de su templo y el momento culminante era el final de las competiciones con la coronación de los vencedores al final de los juegos con una corona de olivo; éste era el único premio que recibían allí, pero luego en sus ciudades recibían todo tipo de honores.

                                     

De los atletas se esperaba el mejor desempeño para orgullo de su ciudad natal. A cambio se les proclamaba como héroes, colocándoles una corona hecha de ramas de olivo, cortadas con un cuchillo especial por un joven de 12 años, que como condición debería tener sus padres vivos.

Los vencedores al llegar, atravesaban un hueco hecho en la muralla de su ciudad, con el fin de ser cerrado después de su paso para evitar que el triunfo escapara de la ciudad, los campeones ofrendaban su trofeo al dios Zeus.

A partir de ese momento la manutención del atleta corría a cargo del municipio por el resto de sus días. La práctica deportiva era realizada sin ropa y con los píes descalzos. Por este motivo se excluía a las mujeres y les era vedada su participación como espectadoras. 


Durante 11 siglos, Olimpia se convirtió en el eje del deporte mundial y punto de referencia para los juegos de la posteridad.

Después de muchos siglos en el olvido, los Juegos Olímpicos renacen en la era moderna con el impulso del Barón Pierre de Cubertin, que decidió restaurar el espíritu de los antiguos Juegos, dándoles un carácter internacional. Los actuales Juegos representan un evento importantísimo, tanto en el ámbito puramente deportivo como en el político, en el económico y, en menor medida, en el cultural. El barón de Coubertin fundó el Comité Olímpico Internacional(COI), institución encargada de la organización de los Juegos y de mantener la idea y contenidos originales. La carta olímpica es el manifiesto, continuamente actualizado por el COI, donde se recogen las disposiciones y los principios detallados del programa. Los participantes de los juegos han de ser ciudadanos de un país cuyo comité olímpico nacional esté reconocido por el COI.


Coubertin proclamó la restauración de los juegos olímpicos el 23 de junio de 1894 en la Sorbonaparisiense ante los representantes de 14 naciones. Los primeros juegos de la edad moderna debían disputarse en París, pero se decidió que se celebraran en Atenas para reanudar la vieja tradición helénica. Finalmente, los primeros Juegos de la Era Moderna se celebraron en Atenas en 1896, año a partir del cual se irían repitiendo cada cuatro años en diferentes partes del mundo hasta llegar a la actualidad con la nominación de Atenas como sede olímpica para los Juegos del 2004, haciendo justicia y reparando una deuda con la ciudad organizadora de los primeros Juegos modernos. Hasta ahora, se han celebrado 24 ediciones; sólo se suspendieron las ediciones de 1916, 1940 y 1944 a causa de las Guerras Mundiales.

A partir de 1924 se crearon los Juegos Olímpicos de Invierno, que también se celebran cada cuatro años; en un principio coincidían en el mismo año, pero desde 1994 se celebran dos años después que los de verano con la misma periodicidad; de estos Juegos se han celebrado 19 ediciones.

Desde 1960 se celebran los Juegos Paraolímpicos para deportistas discapacitados en el mismo escenario que los Juegos de verano.

El lema Olímpico, creado por el Barón, es una frase en latín: CITIUS, ALTIUS, FORTIUS, que significa más rápido, más alto, más fuerte, que refleja el estímulo a la superación de los deportistas.


Previo a la celebración de los Juegos, al igual que en la antigüedad se encendía una antorcha sagrada para simbolizar pureza, justicia y paz entre las naciones, de Olimpia parte una antorcha que recorre en relevos gran parte de los países participantes. La llama olímpica se incorpora a los Juegos en Ámsterdam 1928; la de Atenas 2004 fue encendida con el lema pasa la llama, une al mundo. Sería la primera vez que la antorcha recorriera los cinco continentes.

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