Está claro el crecimiento de los centros deportivos en los
últimos años, pero también el descenso de calidad en los programas de
entrenamiento que se ofrecen en ellos, apareciendo en muchos casos
"rutinas" por niveles predeterminadas y para todo el mundo, donde la
individualización es inexistente.
Por este motivo, en los centros fitness, aparece en su carta
de servicios la figura del entrenador personal. Pero, ¿qué es un entrenador
personal y cómo saber si sus servicios son de calidad?
El entrenador debe individualizar todos los campos del
entrenamiento a las necesidades del cliente. No sólo debe ser capaz que adaptar
el ejercicio o las pautas nutricionales, si no, que también debe erigirse como
su coach, motivando en el camino, logrando que el individuo se marque logros
concretos y visualizando los plazos convenientes.
Lo que el cliente solicita es:
- Atención personalizada: tratar al cliente de forma
individual.
- Optimización del tiempo: el entrenador debe ser capaz de
aprovechar al máximo cada minuto de entrenamiento.
- Compromiso: ambas partes deben tener clara la
disponibilidad y la ética de trabajo (uno como profesional y otro por
consecución de objetivos)
- Seguridad: se contrata a un profesional para minimizar riesgos
de lesión.
- Planificación: los entrenamientos deben estar organizados
de acuerdo a un objetivo final.
- Conocimientos: el entrenador debe ser capaz de responder
en cada momento a las necesidades nuevas que se puedan ir presentando, lo cual
se traduce en una formación continuada.
Un arma importantísima del entrenador, es la valoración
objetiva mediante test, lo que va a permitir ver la evolución del entrenado. En
muchas ocasiones, sólo vemos como progreso los cambios físicos y no percibimos
las mejoras cardiovasculares, de flexibilidad y de fuerza que se han ido
desarrollando a lo largo del entrenamiento y gracias a los test, tenemos una
visión rápida y objetiva de las mejoras y, por supuesto, de los puntos a
mejorar.
Otro aspecto importante del entrenador personal, es que no
debe limitarse a planificar el entrenamiento, sino que debe ser capaz de
"educar" y enseñar al cliente, ya que si el entrenado sabe el por qué
y el cómo de las estrategias utilizadas, desaparece la sensación de transacción
comercial y se forma un vínculo de confianza, debido a que la autosuficiencia
crea la percepción de superación y el camino a recorrer será más cómodo, donde
el entrenador puede dejar de ser un cuidador y el entrenado puede avanzar hacia objetivos más ambiciosos.