El dolor de espalda y más específicamente el de la zona
lumbar es un problema recurrente en la población adulta. Se produce,
principalmente, por malos hábitos posturales o por la elevación de cargas.
El dolor suele aparecer en la parte inferior de la espalda,
y puede extenderse llegando al glúteo o aparecer en las zonas laterales. A
veces este dolor viene acompañado de parestesias (sensación de hormigueo) y
puede aumentar o disminuir según la postura que adoptemos.
Para poder abordar el problema con garantías, debemos
conocer el tipo de dolor que tenemos:
- - Artrosis, fracturas o hernias: en este caso, el
dolor aparece por desgaste de las vértebras lumbares, rotura o por la salida
del núcleo vertebral.
- - Cruralgia: dolor lumbar irradiado hacia la parte
posterior del muslo.
- Ciática: dolor lumbar irradiado por la parte
posterior del muslo, llegando hasta el pie.
- - Inespecífico: se produce una contractura de los
músculos lumbares.
Según el caso, el tratamiento más habitual a seguir es calor
en la zona afectada, masaje y estiramientos, movilizaciones, y una vez
eliminado el dolor, trabajo especifico. Al colocar calor en la zona,
conseguimos que llegue un mayor flujo sanguíneo y una ligera relajación de las
fibras musculares, por ello es importante continuar con sesiones de masaje, ya
que con ellas, vamos a eliminar los desechos acumulados y deshacer los “nudos”
que provocan el dolor. Una parte importantísima es el estiramiento, con ello
vamos a lograr elongar las fibras musculares logrando así una disminución de la tensión en la zona; los
músculos más importantes a estirar son: cuadrado lumbar, glúteos, femoral e
isquiotibiales.
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