Podemos
definir el entrenamiento como un proceso de adaptación del cuerpo, a través de la aplicación de estímulos conocidos; o como, el
conjunto de métodos aplicados de una manera ordenada que llevan a aumentar la
competencia motriz.
Antes de
planificar un entrenamiento debemos conocer las teorías o principios
fundamentales que explican los fenómenos de adaptación del organismo al
esfuerzo. Son fundamentalmente tres:
-Síndrome general
de adaptación: estudia las reacciones generales del organismo ante cualquier
estímulo independientemente de cuál sea su naturaleza. La tensión o el estrés
causados por los estímulos, produce una serie de alteraciones funcionales y
estructurales en el organismo. Esta teoría comprende tres fases:
Ø Fase de reacción o alarma: cuando el
estímulo estresante actúa sobre el organismo, altera de forma local y general
el equilibrio celular y se produce un
aumento de las funciones cardiovasculares y metabólicas, predominando las
reacciones catabólicas y de movilización de reservas energéticas e
inmunológicas.
Ø Fase de resistencia: si la acción de
los estímulos se repite o persiste en el tiempo, el organismo lucha por volver
al equilibrio original, superando, adaptándose y adquiriendo un estado de
resistencia.
Ø Fase de agotamiento o readaptación:
en caso de continuar la acción pueden ocurrir dos cosas; adaptación o
agotamiento. En el primer caso el organismo reacciona restituyendo las
pérdidas, e incluso aumentando las defensas haciéndose más resistente a ese
estímulo. Si se agota, en el individuo se trastornan los ajustes, disminuyendo
la resistencia al estímulo.
Aplicando
estas tres fases a una sesión de entrenamiento (estímulo), el organismo se
estresa y se recupera, de ahí la importancia concedida al descanso.
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